RÉQUIEM DE LA NEGRA

I
Aún ayer corrías por el pasillo
intrépida, pero te has esfumado;
soñando en la escalera.
Yaces ahora
bajo un cúmulo de tierra
en la abarrotería de los recuerdos
instantes viajantes


II
Vi tus ojos desteñirse, fugaz
que alejado de tu ceño
me escondí

de tu fantasma, hecho un aullido, cuando huiste
a otro sitios buscando
anhelos inexplorados


III
Ahora tú, desde la cuna de las sombras,
observas cómo va el amanecer
obscureciéndome en tu entierro,
plagadas de ausencia mis manos,
en la sangre de tus ojos do me reflejo

Y es que fui un mundo lejano para ti;
nunca dejé adentrarte a mi regazo,
te vi morir, y en el rechazo sufrías
la indiferencia
por la que hoy me flagelo

Ingrato, me arrepiento
no cargarte hacia la luz

Descuidé tu boca, tus andanzas
y casi a solas
suspiraste tu aliento final

En el edén
un ángel te conforta:
el sueño abstracto de la zozobra


IV
Temeroso del olvido, me fundo contigo
¿dónde estás?

Sumí tu cuerpo al huerto del traspatio
¿por qué te ido?

y veo mis uñas decantándose en las nubes
donde danzas… perdóname
en ese lugar recóndito
donde te sumas a la memoria
espérame

porque no fui el guardián de tu mirada
(en el reloj siguen hiriéndome las horas)


V
Centellante como el cielo alcanzarás la paz
que yo jamás pude lograr con mis palabras

Perplejo, instigo el alba a que me arrastre,
como las hojas deambulan en el aire,
rumbo a la ensenada de los muertos
y anhelo humillarme en tu rostro

te pido consientas
el gravamen que cedo
con mis lágrimas
que llenan como mares el camino
a seguir, este momento,
cuando regreso
a las eras en que frágil
soslayabas al destino… ingrávida
(deseabas que te abrazase)
y ese es mi calvario,

las centurias
hierven por despedazarme
hoy, para ascender hacia el velamen
esencia rota


VI
Me niego a dejarte escapar de nuevo,
y en esotros prados jugaremos;
ella verá erguirse tus piernas
ya sin llanto, unidos
un-dos-tres-cuatro
estaremos allí
inscritos por siempre en el ocaso

...