jueves, 18 de diciembre de 2008

AL GORRIÓN ENJAULADO

A Bécquer

Pacto de sangre corva
¿dónde hallaste a esa mujer?
que extenuaron ella y tú las sombras y subieron,
orgiástico vuelo,
hasta las entrañas de lo inexistente
o la merced.

Dio comienzo, me contaron, una tarde
aquel flirteo tan augusto
y tan virtuoso
que al soplar del aire
iluminaron su jadeo
dos los cirios
una vela fiel.

Pero cómo, no comprendo
se intestuaron así,
amigo mío, entre sedas lejanas,
entre largos pliegos de papel.

Mira que sufro, sea donde estés, por tu condena;
fueron tan prontos sus amores
que se hirieron, fenecidos en cruento vaivén,
extasiados de irreal deseo
haciéndose oculto daño,
aún antes de alcanzar su mausoleo.

Ahora te espero, vuelto un hielo de cristal, que de tu cielo
regreses, y me arranques de la tierra,
de su seno, donde me han dejado inerte,
y desde aquí por fin me lleves
a tu lado a ser tu cuerpo.

...

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