sábado, 27 de septiembre de 2008

EL ARRIBO

Fuiste infusión:
un continuo insomnio ante el indulto
mi mandrágora

Anoche volaba con alas de papel sobre tu cuna,
cuando las velas creciendo su llama, su llanto
y su luna, veían nevar a la mañana;

y llegaste, detuviste mi paso al observar
en tu frente los emblemas que se encumbran
ante el frío sudor del alba;

(cuando entonces sucedió)

crecimos – chocamos
explosión enigmática

los pliegues de la cama
su sabor de rosa

marchita y dura
donde clavaste el rostro
para sentir mi senda amorosa
penetrarte el alma

cruzamos el puente cabalgando sin miedos,
fundidos / eternos, sobre tu lecho;

mis brazos ciñéndote hasta huir juntos
a ese sitio en que los hombres sueñan
nunca despertar del beso
de tu mirada

del incienso enardecido
en que descansan como humo
los puntos cardinales

en la pluma do me enciendo, en el papiro
e ignoto te miro… te sonrojas
velada

(sutil amanecer a las dos en punto)

...

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